NO
LE PISES LA COLA
Por Manuel Parra.
Por Manuel Parra.
La
niña de mi recuerdo
perdida no sé dónde,
su huella en la escalera
sube en zig-zag,
se toma del pasamanos sin pintura
y guarda la goma de mascar olor a yerbabuena.
Me asomo al corredor
–viento helado de enero–
a mirar su abrigo descosido
perdida no sé dónde,
su huella en la escalera
sube en zig-zag,
se toma del pasamanos sin pintura
y guarda la goma de mascar olor a yerbabuena.
Me asomo al corredor
–viento helado de enero–
a mirar su abrigo descosido
EL
PELÍCANO
Por Laura Delia Quintero García
Por Laura Delia Quintero García
Alguna
vez
vi un pelícano
inválido de alas
varado
sobre una fuente que olvidara el agua
En sus ojos el mar era nostalgia
y el sueño un pez de luz
que a su contacto
se esfumaba.
vi un pelícano
inválido de alas
varado
sobre una fuente que olvidara el agua
En sus ojos el mar era nostalgia
y el sueño un pez de luz
que a su contacto
se esfumaba.
MUJERES
DE MAR
(fragmento)
Por Cristina Rascón
(fragmento)
Por Cristina Rascón
las
mujeres de mar están por todas partes
tienen la piel reseca
los labios manchados
ojeras
carraspera
las mujeres de mar tienen los huesos de sal y las manos de arena
el sexo espumoso y blanco
el cabello fuerte como lianas de alga
(como todo lo que piensan)
son sólidas y permeables
generosas y esquivas
saladas y transparentes
aquí en Viena caminan cabeza en alto pensamiento abajo
(como el agua que arrastran en la orilla de su océano privado)
aquí en Viena se comercia el agua de mar en frasquitos
sus mujeres hacen fila en las apothekes y lo llevan en bolsos y maletines
en la guantera del coche
atado al asiento de la bicicleta
cada dos o tres horas presionan el spray sobre su garganta abierta como un remolino
y se lo tragan y respiran contentas
por un minuto desaparecen las ojeras
los labios manchados
la carraspera
tienen la piel reseca
los labios manchados
ojeras
carraspera
las mujeres de mar tienen los huesos de sal y las manos de arena
el sexo espumoso y blanco
el cabello fuerte como lianas de alga
(como todo lo que piensan)
son sólidas y permeables
generosas y esquivas
saladas y transparentes
aquí en Viena caminan cabeza en alto pensamiento abajo
(como el agua que arrastran en la orilla de su océano privado)
aquí en Viena se comercia el agua de mar en frasquitos
sus mujeres hacen fila en las apothekes y lo llevan en bolsos y maletines
en la guantera del coche
atado al asiento de la bicicleta
cada dos o tres horas presionan el spray sobre su garganta abierta como un remolino
y se lo tragan y respiran contentas
por un minuto desaparecen las ojeras
los labios manchados
la carraspera
LLENO
DE VACÍO
Por Manuel Murrieta Saldívar
Por Manuel Murrieta Saldívar
He
sabido de ciudades y desiertos,
de multitud de bocas
y de libros
y nada me conmueve
tanto como el olor a nada
del olvido.
He llorado,
y casi de rodillas,
impostores me han acribillado con su vista
y si acaso aún sostengo gravedad
es porque conservo tu rostro a cada instante.
(La noche en que escuché
por vez primera el canto de los grillos
fue cuando mi madre amó a su manera).
(El día que quise ser distinto
fue cuando escribí un verso en tu libro de química).
(La tarde inolvidable no fue la de la lluvia,
sino la del beso que te di con una mariposa
y a cambio recibí el aire que me llevó a tu casa).
(Todavía recuerdo la mañana en que mi cara
buscaba el horizonte,
sonreí a tu lado
y juntos inventamos un lenguaje
que conquistó un cometa).
He sabido entonces de lejanías sin paraguas,
solo de todo, incluso de primaveras y poemas,
pero he sabido mucho mucho más
de grandes hecatombes y miserias
como llegar muy tarde a tu recinto
y encontrarme tan sólo con tu ausencia
tan rápido olvidado
tan lleno de vacío
como si nunca hubiera habido espacio para mí…
de multitud de bocas
y de libros
y nada me conmueve
tanto como el olor a nada
del olvido.
He llorado,
y casi de rodillas,
impostores me han acribillado con su vista
y si acaso aún sostengo gravedad
es porque conservo tu rostro a cada instante.
(La noche en que escuché
por vez primera el canto de los grillos
fue cuando mi madre amó a su manera).
(El día que quise ser distinto
fue cuando escribí un verso en tu libro de química).
(La tarde inolvidable no fue la de la lluvia,
sino la del beso que te di con una mariposa
y a cambio recibí el aire que me llevó a tu casa).
(Todavía recuerdo la mañana en que mi cara
buscaba el horizonte,
sonreí a tu lado
y juntos inventamos un lenguaje
que conquistó un cometa).
He sabido entonces de lejanías sin paraguas,
solo de todo, incluso de primaveras y poemas,
pero he sabido mucho mucho más
de grandes hecatombes y miserias
como llegar muy tarde a tu recinto
y encontrarme tan sólo con tu ausencia
tan rápido olvidado
tan lleno de vacío
como si nunca hubiera habido espacio para mí…
SILENCIOS
BURLESCOS
Cristina Murrieta
Cristina Murrieta
Escuchando
el silencio
de la noche sombría,
yo vivo el recuerdo
y vivo mi vida,
añorando y deseando
la unión y alegría
de dos almas perdidas:
la tuya y la mía.
de la noche sombría,
yo vivo el recuerdo
y vivo mi vida,
añorando y deseando
la unión y alegría
de dos almas perdidas:
la tuya y la mía.
EL
FRUTO DE LA HIGUERA
Por Gloria Barragán
Por Gloria Barragán
Alguien
me heredó la locura de
escribir,
algún ancestro de idílicos matices,
quizá vagaba por los linderos del
insomnio
y mordía el fruto amargo del
desprecio
con la satisfacción interior del
garabato
bebiendo y comiendo palabras
para apagar la sed.
escribir,
algún ancestro de idílicos matices,
quizá vagaba por los linderos del
insomnio
y mordía el fruto amargo del
desprecio
con la satisfacción interior del
garabato
bebiendo y comiendo palabras
para apagar la sed.
EL
MUNDO
Por Bruno Hernández Leyva
Por Bruno Hernández Leyva
Se
ha terminado
es el mismo cielo
el mismo cristal
en la roca
Hay de nuevo
sólo un par de huellas
en la angustiada arena
de una playa
que no conozco.
es el mismo cielo
el mismo cristal
en la roca
Hay de nuevo
sólo un par de huellas
en la angustiada arena
de una playa
que no conozco.
POSTIGO DE PIEDRA
(Fragmento)
Por Juan Manz
(Fragmento)
Por Juan Manz
Postigo
de piedra
Ahora miran
Los que saben ver a través tuyo
el confín de lo entrevisto:
universo próximo a marcharse
a innumerables años luz
de su entrada al tiempo
La mirada humana
que retoza en la guardería
para estrellas recién nacidas
bajo el atisbo del cristal
de su óvalo diamante
descubre tu silueta
pilar inmenso de polen cósmico
inmensa nubosidad de caracola
luminoso molinete en la negrura del vacío
embudo gigantesco
a través de quien se llena y se vacía
el vaso unitario
con el flujo gasilerdo
del agua con el fuego
del fuego con el polvo
de los pequeños y los grandes mundos
Piedra en remolino
arrojas el primer guijarro
pero no puedes ocultar aunque lo calles
el eco que revela el trauma umbilical de tu fisura
Ahora miran
Los que saben ver a través tuyo
el confín de lo entrevisto:
universo próximo a marcharse
a innumerables años luz
de su entrada al tiempo
La mirada humana
que retoza en la guardería
para estrellas recién nacidas
bajo el atisbo del cristal
de su óvalo diamante
descubre tu silueta
pilar inmenso de polen cósmico
inmensa nubosidad de caracola
luminoso molinete en la negrura del vacío
embudo gigantesco
a través de quien se llena y se vacía
el vaso unitario
con el flujo gasilerdo
del agua con el fuego
del fuego con el polvo
de los pequeños y los grandes mundos
Piedra en remolino
arrojas el primer guijarro
pero no puedes ocultar aunque lo calles
el eco que revela el trauma umbilical de tu fisura
No hay comentarios:
Publicar un comentario